Hace dos meses, un señor llegó a un cuartel de la PDI para decir que en la parcela que acababa de arrendar en Calera de Tango (Chile) había encontrado los documentos que de seguro le pertenecían a los anteriores arrendatarios.
Se trataba de una licencia de conducir y de una tarjeta de crédito que estaban a nombre de Natalia Guerra Jequier, reseñó flanlate.blogspot.com.
Este buen ciudadano no tenía la más remota sospecha de que aquella mujer llevaba dos años prófuga por el delito de parricidio, luego de que un tribunal determinara que en abril de 2013 le había dado muerte a su hijo recién nacido a través de un retorcido ritual ordenado por el líder de una secta que se hacía llamar Antares de la Luz.
Ramón Castillo Gaete, el verdadero nombre de Antares, se quitaría la vida en una casa abandonada en Cusco, Perú, en mayo de 2013.
La secta, a la que se le conocerla como Secta de Colliguay, terminaría con la mayoría de sus integrantes condenados por homicidio calificado (Natalia, por ser la madre de la criatura, fue condenada por parricidio).
La mañana de este martes, un escuadrón de la PDI irrumpió en la parcela de Isla de Maipo. Cuando vio a los policías, Natalia Guerra trató escapar por la parte trasera de la casa.
No llegó muy lejos. “Gritó que era inocente, que había sido inducida por Antares de la Luz, que ella no sabía lo que hacía”, cuenta el comisario Pardo.