Era su gran amiga, esa en la que confiaba ciegamente, a quien le contaba sus secretos. Por eso ese domingo caluroso de febrero Ruth Pérez no dudó en invitarla a comer un asado familiar.
Es que con mucho esfuerzo habían logrado terminar los arreglos en el patio de la casa en Villa Elvira y querían celebrarlo con un gran almuerzo.
Pero la tarde feliz se convirtió en el momento más traumático que le tocó vivir esta chica, que desde entonces vive una pesadilla interminable, reseñó clarin.com.
A esa comida, además de su amiga -cuyo nombre no trascendió-, también habían sido invitadas su ex cuñada, su mamá, sus dos hijos, su sobrino y su vecina.
Pasó el asado, el vino, la sobremesa y los platos ya estaban vacíos hacía rato cuando Ruth decidió retirarse hacia una habitación. “Mi hijo estaba muy cansado y lo fui a dormir”, relató a C5N.
“Le di el pecho y al rato yo también me quedé dormida. Me desperté en una situación que no podía creer”.
Abrió los ojos y se quedó helada al ver a su amiga abusando de ella. Sintió una mezcla de repulsión, horror y bronca.
Cuando recuperó el sentido dio un salto y la empujó de golpe buscando proteger al niño. La furia la invadió e increpó a la mujer:
“Vamos a ir ya para tu casa, de esto se van a enterar tu mamá y toda tu familia. Esto lo denuncio, no va a quedar acá. O te interna tu mamá en un psiquiátrico o te interno yo”.
“Hizo a mi hijo partícipe de la situación de abuso. Había tomado alcohol pero estaba consciente.
Tenía una cara de perversidad para con el nene, como diciendo ‘mirá lo que estoy haciendo a tu mamá’”, recordó, todavía asqueada, en la entrevista televisiva.
Es que el vínculo entre ellas era muy fuerte. Eran amigas desde la infancia y en 2016, tras algunos años viviendo en lugares diferentes, se reencontraron en el barrio.
Se volvieron íntimas, casi hermanas y Ruth nunca dudó en convertirla en la madrina de su hijo.
También la ayudó a conseguir trabajo y le consiguió un puesto en el Colegio de Médicos de La Plata, donde ella se desempeñaba hacía un tiempo.